lunes, 9 de enero de 2023

El amor anotado

a Florencia Fernández y Almendra Arteca



[1] Ordenando el nuevo estudio he encontrado dos cajas, que creía perdidas en la mudanza, con algunas carpetas, folios y papeles varios dentro. Muchos de ellos son cuadernos de viaje, hojas sueltas o dossiers de trabajo, escritos por otra Abril. Al releer este papel,a escrito en un momento particular de mi vida, noto la necesidad de hacer ciertas correcciones, ciertos señalamientos, aunque sean solo para mí. Alejada ya en el tiempo, siendo yo misma, quizá, otra, esos instantes de mi vida puestos en papel resultan menos un fiel reflejo que una ficción.b

a No logro encontrar clasificación para lo escrito dado que oscila entre la crónica, el relato y el ensayo.

b Estos apuntes, sin embargo, no intentan ser autobiográficos, no pretenden esclarecer hechos de mi identidad. (Aún siguen siendo ominosos.) He abandonado esas pretensiones. A medida que vuelvo a releer estas páginas, siento que mi identidad nunca ha cesado de desplazarse, en un inherente estado de perpetua mutación, como si no se aferrara nada, borrándose, volviéndose difusa.

[2] Incipit vita nuova: una nueva vida comienza. Dante afirma, en su primera obra, Vita nuova, que bajo este título están escritas las palabras laudatorias a su amada, Beatriz, quien había fallecido, según se dice, recientemente.

[3] Reformulé más de una vez esta extensa oración con el fin de que pueda captar la importancia conceptual del Sol en esta escena inicial. El Sol en la isla era un gran disco blanco que apenas se puede mirar. Una solo se lo puede imaginar como lo único existente, como si en esa nada circular se originara todo, y el mundo que percibimos es tan solo un agregado, un anexo, que se va creando a medida que lo percibimos.a

a Releyendo este pasaje noto que aún no puedo captar la importancia conceptual del Sol.

[4] Las razones por las cuales me encontraba en esa isla no parecen, ahora, tan confusas. No había, como escribí, renunciado a mi trabajo. Esa imagen de la persona que abandona todo para irse a un lugar exótico para encontrarse consigo misma solo es material literario, y rara vez se condice con la realidad (véase nota 15). De hecho, “las escapadas para desconectar”, financiadas con los ahorros, frutos del trabajo de todo un año (o más), son una especie de premio de consolación para la vida monótona.

Una escapada para desconectar, entonces, fue mi motivo para estar ahí, en una isla, con el calor y el Sol. No me iba a encontrar conmigo misma, aunque así lo quisiera en ese momento y lo haya intentado, y lo escrito durante esos días lo demuestra.a

a Este pequeño comentario resulta una divagación carente de fundamento: ¿qué es encontrarse con una misma? Como si se encontrara dentro nuestro alguien verdadero, definido y genuino, carente de toda impureza, que tiene que ser descubierto por aquella que vive engañada, alejada de si misma.

[5] Nombrar a la persona amada es imposible algunas veces: Beatriz es un nombre ficticio, la persona real se llama Francisca.

[6] Los recuerdos son fácilmente manipulables. La negación o la aceptación hace posible descubrir, o no, aquello que nos tajea e intentamos cada día reprimir. El pasado, muchas veces, parece mejor que el presente; sucede lo mismo, menos veces quizá, con el futuro. La imposibilidad de reconocer el presente hace que lo único que podamos reconocer es el pasado y, al reconocerlo, perdemos de vista el futuro, y viceversa. Lo importante es el presente. Inmediatamente cuando el presente se aclara, nuestros recuerdos sobre el pasado y nuestras expectativas sobre el futuro nos son restituidas.a

Francisca fue el amor de mi vida. No dudo de que fue mujer, como también yo fui la suya. La pérdida de su cariño y afectob hizo que todos los momentos juntas, incluso los peores, se tornaran algo irrecuperable. Era preferible sentir la más profunda angustia con ella que sin ella. Estos recuerdos escritos, que parecen ensoñaciones de novelas románticas, han sido tergiversados por la otra Abril.

a Reconozco en estas líneas, luego de releerlas, algo que T.S. Eliot escribió en Four Quartets: We had the experience but missed the meaning, an approach to the meaning restores the experience. La similitud no fue intencional.

b El afecto y el cariño son síntomas del amor por el otro. No porque estos desaparezcan significa que el amor haya desaparecido, de la misma manera que una no deja de tener fiebre porque le hayan bajado unos grados. El amor no debe morir súbitamente, sino por pequeñas y sucesivas muertes.

[7] Los tintes fantásticos del escrito se podrían asociar a la angustia que intenta ser comunicada mediante símbolos (véase nota 12).a

aToda historia de amor es historia de fantasmas” (¿David Foster Wallace?)

[8] Esta larga descripción es de la película Midnight in Paris (2011), de Woody Allen.

[9] Los motivos de la ruptura no pueden ser tan claros, ni tampoco tan violentos. No podría decir, incluso ahora, después de tanto tiempo, la razón específica. Más importante aún: no puedo determinar con seguridad cuando se dio la ruptura. La separación, la discusión, ese pequeño cierre que no es tal (ya que inevitablemente habrá encuentros posteriores), es una cosa; la ruptura se da o antes o después de la separación. Es un momento imperceptible y único en el residen los errores, las decisiones, conscientes o inconscientes, que debieron haber torcido, resquebrajado, el marco y el cristal en el que se disponía todo lo pudo haber sido.

[10] Este párrafo debe ser el único que intenta racionalizar los sentimientos.

[11] El sueño, ahora, lo recuerdo diferente. Me aventuré a la noche, como escribí, en las playas. Camine por la costa, a oscuras, con la luna como único reflector. Llegué a una playa extensa, donde había una gran carpa, similares a las de un circo, violeta y roja, iluminada por unas fogatas. Lo diferente es que yo no entré a la carpa. Me quedé quieta, tomando distancia. Desde el centro mismo, se empezó a incendiar. A medida que lo hacía se fue descubriendo el cuerpo de una señora, una señora de sonrisa maliciosa. Las palabras, dichas en un susurro, fueron las mismas.

[12] Al encontrarme invadida por una profunda melancolía, sufrí durante toda mi estadía en la isla la imposibilidad de emitir palabras. Sentía –siento-a una abrumadora sensación de que no podía revelarle al otro lo que significan ciertas angustias, ciertas felicidades. No recuerdo haber cruzado siquiera una sola palabra con el personal de la posada, ni con la gente en la playa. Además, aunque hubiese hablado, los otros no hubieran entendido mi idioma.

a El hecho de mudarme a esta casa, en la costa vacía, frente al mar, es tan solo una de las consecuencias de que sienta que la experiencia es intransferible.

[13] Lo único que nos queda del pasado son los comentarios que podemos hacerle.

[14] “And true love waits
In haunted attics”
Radiohead

[15] Momento de transpapelación: la escena es similar a las que uno encuentra en las películas románticas estadounidenses. La casualidad en la que se cruzan dos hechos, figuras, etc. que termina generando una interpretación asociada a fuerzas o energías que uno desconoce pero que cree reales (el destino en este caso). Por momentos, la realidad parece ficcionalizarse pero no es así. Las escenas ficcionales típicas son la reelaboración de escenas de la realidad, que rara vez se condicen con esta. No es la ficción la que entra en la realidad, sino la realidad que entra en la ficción, pasando por un mecanismo indescriptible de lógicas imaginativas e inventivas. En cierta medida, la ficción es una manera de conocimiento, siempre perturbado por las palabras.

[16] El camino, quizá, es el inverso: no se encuentra el sentido del futuro revolviendo el pasado, sino que revolviendo el futuro deseado (¿por quién o quiénes?) se encuentra el sentido del pasado. El futuro es lo no dicho.a

a Esto podría contradecir la nota 6.

[17] La luna, acá, en esta casa, frente al mar, baña con un tenue blanco todo de la misma manera que allá. Cuando camino por las noches en la costa, mientras las olas se arriman a la arena húmeda y se retraen, dejando una estela blanca de espuma que delimita su alcance, siento que me encuentro allá; como si hubiera abierto una puerta invisible que, atravesando el pasillo del tiempo, conecta con la otra playa, las otras olas, la otra luna, la otra Abril. Una Abril diferente pero que, inevitablemente, se roza con esta que ahora escribe. Y aunque sé que no estoy ahí, que todo aquello es irrecuperable y que tan solo vive en mí como la imagen de algo extinto, todo, incluso lo que no percibo, se siente mucho más real que el presente.

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